Descubriendo la Cueva de las Sardinas
En la oscuridad de la Cueva de las Sardinas, las estalactitas colgaban como dientes afilados del techo. El eco de nuestras pisadas resonaba en las paredes rugosas mientras avanzábamos con cautela. Una tenue luz se filtraba por una grieta, revelando antiguas pinturas rupestres que contaban historias olvidadas.